Es la imagen del sufrimiento y del valor. Entregó su vida por la lucha de una raza, la maya. Y vio la muerte a su alrededor. Un padre, una madre y un hermano, torturados y asesinados. Otro hermano, fusilado. Ella, perseguida, viviendo en la clandestinidad. Recibió el Nobel de la Paz y su vida cambió radicalmente. Ahora, todos quieren conocerla, desean que les comente la situación de los mayas. Y ella sigue afirmando que la paz aún no ha llegado a Guatemala.
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