Una de las características más importantes de los últimos siglos medievales fue el progresivo aumento del poder del rey desde ámbitos muy diversos. La formación de las monarquías modernas debe relacionarse con el desarrollo de diferentes elementos. Se ha puesto el acento en la llamada revolución militar, entendida como un conjunto de transformaciones en la organización de la guerra, lo cual motivó la creación de unos ejércitos alejados de las levas medievales. Esto es, la creación de tropas leales y afines al monarca. Ejércitos mas estables, con nuevos armamentos de fuego que marcaban una línea de futuro. También se unía cambios en las fortificaciones con la introducción de la trace italienne. Claro que estos procesos conllevaban nuevas exigencias monetarias, lo cual hubo de traducirse en un aumento impositivo de amplias consecuencias. Aquí estaría el origen del célebre Estado fiscal que definiera Schumpeter. Es decir, se ha considerado que la creación de los sistemas fiscales en los siglos XV-XVII tienen en el incremento del gasto su elemento explicativo clave en el gasto. A partir de aquí se desarrollarían unas imposiciones cada vez más dependientes de la figura del monarca, gracias asimismo al progresivo crecimiento de su administración. Advirtamos que este aumento impositivo no pudo llevarse a cabo sin el concurso de distintos grupos enriquecidos que verán en todo el desarrollo una oportunidad única para el enriquecimiento personal. La cuestión no dejaba de estar ligada a las relaciones antidorales que articulaban las relaciones entre un monarca polisémico y sus propios vasallos
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