Miguel Díaz Vargas fue uno de esos pintores honrados que rellenaron -si bien no nutrieron- la pequeña historia del Arte nacional en este siglo.
Bogotano, nacido en 1886 y muerto en 1956, discípulo en sus principios de aquel maestro del impresionismo que fue Andrés de Santamaría y formado más tarde en Madrid, de donde regresó para ocupar puesto eminentes en la vida artística colombiana.
Díaz Vargas pintó paisajes, bodegones y escenas del "folklore" del país, como era lo obligado para la temática de los naturalistas académicos de su generación.
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