En este artículo se plantea que en el caso chileno, los ingenieros civiles antes de 1914 lograron definir un perfil profesional, así como un lugar preponderante en las decisiones públicas y en los negocios privados vinculados a las obras públicas. Esto fue posible gracias al crecimiento de los ferrocarriles, que brindaron una plataforma territorial poderosa para establecer uno de los más tempranos y consistentes núcleos de la tecnocracia chilena, mucho antes de la década de 1930. El período de análisis está marcado por el inicio de la construcción y operación de las primeras líneas férreas en la década de 1850 y el año de 1914, que indica el fin de la primera globalización, caracterizada por un libre comercio de tecnologías, migración calificada y modelos de organización de todo tipo, como también señala cuando empieza a ser más lenta la expansión ferroviaria en Chile.
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