En este artículo se argumenta que la iglesia, sobre rodo en Occidente, tiene que pasar de una "apologética racional" a una "apologética del testimonio". La apologética racional ha sido generada por las tendencias epistemológicas modernas, personificadas por Locke y Kant, que a su vez han sido utilizadas para apoyar las críticas ateas del cristianismo. Estas tendencias han dado lugar a una mala interpretación generalizada de 1 Pedro 3:15, y una de sus consecuencias ha sido que en la apologética racional se hace hincapié en la evidencia empírica y el argumento - por ejemplo, respecto a la resurrección de Cristo - y no en la presencia transformadora del mismo Cristo resucitado. Pero cuando este texto se examina en el contexto de la iglesia anterior a la cristiandad, es evidente que tiene mucho que decir a los cristianos contemporáneos, especialmente en Europa y América del Norte, ya post-cristianas. La apologética del testimonio se orienta hacia y por el Logos de Dios, el Cristo resucitado que llama a los cristianos a seguirlo, y que da fe a sí mismo por su testimonio a través de cargar con sus propias cruces. Por lo tanto, cuando se pide a los cristianos "que hagan (su) defensa ante todo el que les exige dar razón de la esperanza que hay en (ellos), se puede esperar que su apología no sea tanto hablar de una cadena de razonamientos, sino de la fuerza liberadora del Señor resucitado que está en ellos.
This article argues that the church, particularly in the West, needs to move from "rational aplogtics" to "witness apologetics". Tational aplogetics has been generated by modern epistemological trends, epitomized by Locke and Kant, which have in turn been used to undergird atheist critiques of Christianity. These trends have led to a widespread misinterpretation of 1 Peter 3:15, and one of their consequences has been that in rational apologetics emphasis is placed on empirical evidence and argument - for example, concerning the resurretion of Christ - rather tan on the transforming presence of the risen Christ himself. But when this text is examined in the context of the pre-Christendom church, it is evident that it has much to say to contemporary Christians, especially in post-Christendom Europe and North America. Witness apologetics is orientated to and by the Logos of God, the risen Christ who calls Chrisians to follow him and who attests himself by their witness to him through their bearing their own crosses. Hence, when Christians are asked "to make (their) defence to anyone who demands from (them) an accounting for the hope that is in (them)", it can be hoped that their apología will be talk, not of chains of reasoning, but of the liberating power of the risen Lord who is in them.
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