Que el diseño es una herramienta óptima para transmitir la buena imagen, el prestigio y la calidad de cualquier organización es algo de los que nadie duda. De no ser así ¡qué necesidad tendría Coca-Cola de invertir tanto dinero en mostrar su marca y protegerla? ¿Y Apple? ¿Y las marcas de automóviles? ¿Y qué necesidad tendrían los productores de éxtasis de diferenciarse de la competencia estampando ciertas imágenes en las pastillas? Pues exactamente lo mismo sucede con las organizaciones armadas.
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