En "Ensayo de estética a manera de prólogo" (1914) Ortega contrapone a las limitaciones del conocimiento que se sirve del concepto (el ser objetivo del idealismo) la capacidad del arte para mostrar el ser ejecutivo de las cosas. Pero no desarrolla su propuesta, confinada aquí al ámbito estético. Solo en su curso "Vida como ejecución", en 1929, la retoma para su ontología, para la comprensión de "mi vida". Cabe, sin embargo, un recorrido mayor para el ser ejecutivo (aunque Ortega eluda el término) con su papel cardinal en la razón narrativa, una concreción metodológica de su razón histórica, que encuentra en la biografía una aplicación eficaz.
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