Los espacios públicos de éxito son aquellos espacios concurridos, contenedores de una gran variedad de matices en la forma de utilizarse por la colectividad. Esto puede deberse, en gran parte, a que la vivencia de los espacios urbanos no está condicionada por normas estrictamente formales, sino también por una dimensión emocional representada por pautas implícitas, por valores y por sentimientos más o menos compartidas por los ciudadanos (Borja, 2003). Entonces, la dimensión emocional no es más que la percepción que el ciudadano tiene de los espacios urbanos y ésta, a su vez, se refleja en las actividades que se realizan en ellos.
Los espacios urbanos son lugares de encuentro, donde la sociedad tiene oportunidad para intercambiar libremente opiniones y sentimientos a una gran variedad de niveles, desde charlas hasta demostraciones de gran repercusión (Gehl, 2010:157). Si bien esta diversidad de actividades parece compleja, mediante las nuevas tecnologías es posible extraer datos públicos y actuales que permiten localizar opiniones o percepciones respecto a las múltiples formas utilización de los espacios urbanos.l
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