A pesar de llegar a la Junta Directiva Nacional en medio de un panorama de barones territoriales asustados y dirigentes nacionales enfrentados, consecuencia directa e inmediata de un fracaso electoral, el andaluz, mayor del previsto, a Rajoy le ha bastado una arenga y una llamada al orden para que los dirigentes populares, con singulares excepciones, repitan el argumentario del partido tan criticado en la resaca postelectoral; hacer bandera de la recuperación económica y de la experiencia frente a “aventuras desconocidas”. El líder de los conservadores ha apaciguado a los críticos sin hacerles concesiones, una fórmula recurrente que, dependiendo de los resultados del 24-M, se verá obligado a revisar antes de que sea él quien pague las consecuencias de su aversión a los cambios.
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