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Resumen de Cuba, EE UU y el continente americano

Peter Hakim

  • Pese a su influencia decreciente en América Latina, son muchos los asuntos económicos y de seguridad para los que Estados Unidos necesita una relación hemisférica efectiva. El acercamiento entre Washington y La Habana debería facilitar la elaboración de una política continental.

    El 17 de diciembre de 2014, Barack Obama y Raúl Castro anunciaron que habían llegado a un acuerdo para poner fin a más de 50 años de hostilidades entre los gobiernos cubano y estadounidense y normalizar las relaciones bilaterales. El anuncio televisado que simultáneamente hicieron ambos presidentes ha sido uno de los momentos álgidos en la historia reciente del continente americano, comparable quizá a la victoria de la revolución en Cuba en 1959 o a la decisión de Washington de devolver a Panamá el canal homónimo en 1979. La noticia fue recibida con gran sorpresa.

    Tras más o menos año y medio de negociaciones secretas, en las que se contó con la asistencia del papa Francisco, ambos gobiernos acordaron intercambiar cierto número de destacados presos y restablecer relaciones diplomáticas. Las autoridades cubanas se comprometieron a liberar a una cincuentena de disidentes políticos, mientras que las estadounidenses accedieron a ir desenredando la telaraña de restricciones al comercio y otros intercambios entre ambas naciones. La propuesta de reconciliación recibió el aplauso unánime de los países de América Latina y el Caribe y se celebró en todo el mundo. Contó con el apoyo de la mayoría de la población de EE UU y de Cuba.

    A lo largo de 2015, los dos gobiernos han realizado avances sustanciales en el trazado de un nuevo rumbo diplomático. Ambos parecen haberse instalado en el respeto y confianza mutuos. Aun así, son muchas las cuestiones relativas al proceso de reconciliación que siguen sin respuesta. Entre ellas destacan las siguientes: ¿Hasta dónde puede llegar la normalización entre dos países vecinos con profundas diferencias políticas, económicas e ideológicas, a las que se suma un largo historial de conflictos? ¿Qué impacto tendrá ese nuevo tipo de relación sobre cada uno de ellos? ¿Cómo afectará la mejora de las relaciones entre Washington y La Habana a las relaciones entre los países del continente? El avance hacia la normalización de las relaciones Los servicios diplomáticos estadounidense y cubano han mantenido reuniones formales en cuatro ocasiones (dos en Washington y dos en La Habana), cuyo objetivo ha sido avanzar en el restablecimiento de relaciones diplomáticas plenas. Una quinta reunión en Washington permitió inaugurar el debate sobre el delicado asunto de los derechos humanos. Y el 1 de julio se anunció la sustitución de las respectivas oficinas de intereses en Washington y La Habana por embajadas, aunque todavía no hay embajadores formalmente nombrados. Aunque el embargo comercial de EE UU limita radicalmente las transacciones económicas entre ambos países, Obama ha aumentado más de cuatro veces la cantidad de remesas que individuos y familias pueden enviar a Cuba y ha hecho que viajar a la isla sea más fácil que nunca. Sigue estando prohibido el turismo, pero Washington permite ya a miembros de ciertos grupos (profesores, periodistas, artistas o deportistas) viajar libremente a Cuba sin autorización. Las conexiones aéreas con Cuba se han multiplicado y las oportunidades comerciales, siendo aún modestas, empiezan a renovarse. El gobierno estadounidense, además, ha autorizado una conexión de trasbordador entre Florida y la isla caribeña, que ahora deberá aprobar La Habana


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