Para Asimov, la política -la acción sobre el mundo, sea guiada por el conocimiento empírico o por cuantificaciones de su ciencia imaginaria- se basa en una tensión constante entre la tenacidad del individuo y la fuerza de las sociedades como un todo. Cada impulso puede superar al otro en ciertos momentos, y los hombres providenciales lo son gracias a una serie de circunstancias que, casi siempre, escapan de su control.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados