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Farmacología oftalmológica y otológica

  • Autores: Piedad Pradillo García
  • Localización: Actualizaciones año 2007 / coord. por María Paz Mompart García, 2007, ISBN 978-84-95626-25-7, págs. 227-241
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • La mayoría de las enfermedades oculares pueden ser tratadas con fármacos tópicos sobre la conjuntiva; no obstante, en función de la gravedad y del tipo de patología, se puede necesitar tratamiento sistémico o mixto.

      Sobre el ojo sólo se deben administrar preparados específicos para vía oftálmica. Estos preparados se presentan en dos tipos de bases: colirio y pomada oftálmica.

      Comparando los colirios con las pomadas oftálmicas, los primeros tienen una menor interferencia con la visión, pero son fácilmente contaminables, el fármaco está más diluido y requieren administración frecuente. Las pomadas oftálmicas protegen del ambiente, tienen menor riesgo de contaminación, la administración puede ser más espaciada en el tiempo y hay mayor liberación de principio activo; pero dificultan más la visión, es mayor el riesgo de dermatitis y, a altas temperaturas, se separan las fases de emulsión, con lo que puede inactivarse el fármaco.

      Los midriáticos más utilizados son los fármacos anticolinérgicos derivados de la atropina, como la homatropina y la tropicamida.

      Los glucocorticoides se administran en oftalmología por vía tópica, por vía sistémica o por ambas en procesos inflamatorios y alérgicos. El empleo tópico sirve para tratar afecciones externas y del segmento anterior del ojo, pues después de su instilación en el saco conjuntival alcanzan concentraciones terapéuticas en el humor acuoso. En enfermedades del segmento posterior es necesaria la administración sistémica.

      La mayoría de las infecciones oftálmicas, como la blefaritis, la conjuntivitis, la queratitis y la endoftalmitis, pueden ser tratadas por vía tópica. Sin embargo, en algunos casos puede ser necesario un tratamiento antiinfeccioso tópico y sistémico. Las infecciones oculares graves necesitan tratamiento antimicrobiano precoz e intenso, ya que por la evolución natural de estos procesos se puede producir opacidad de los diversos medios transparentes del ojo, como la córnea, lo que puede producir disminución de la agudeza visual como mínimo.

      Los fármacos utilizados en el tratamiento del glaucoma bajan la presión intraocular por diversos mecanismos, como la reducción de la secreción de humor acuoso por el cuerpo ciliar o el aumento de la salida de humor acuoso por apertura de la red trabecular.

      Entre los antiglaucomatosos más utilizados se encuentran los bloqueantes -adrenérgicos, los mióticos o los simpaticomiméticos como la dipivefrina.

      Es necesario conocer los fármacos que pueden producir toxicidad ocular, ésta afecta tanto a las estructuras oculares internas como a las externas. Algunos grupos de fármacos producen una toxicidad ocular característica y bien conocida, como las fenotiazinas (fundamentalmente la clorpromazina y la tioridazina), los glucocorticoides, etc. En casos donde la experiencia con el fármaco es menor, son esenciales los programas de farmacovigilancia.

      Las patologías del oído pueden precisar tratamiento por vía sistémica; no obstante, en ocasiones pueden tratarse mediante la administración de fármacos por vía tópica.

      Los preparados otológicos más utilizados son las gotas óticas, que sobre una base oleosa pueden contener uno o varios fármacos. También existen preparados para irrigaciones y pomadas óticas.


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