La STS 300/2015, de 19 de mayo, aborda una de las cuestiones más polémicas que afectan a la presentación como medio de prueba de documentos electrónicos: el riesgo de manipulación o suplantación de identidad de su autor. Ese riesgo encuentra su más claro exponente en las representaciones gráficas en soporte físico de comunicaciones de mensajería instantánea (pantallazos); a los que somete a la exigencia de una prueba pericial corroboradora de su verdadero origen y contenido. Sin embargo ese riesgo de manipulación no es ajeno a cualesquiera medios de prueba electrónicos que se aportan en juicio.
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