En el arte de excavar túneles, la Comunidad de Madrid es posiblemente la región del mundo con más ímpetus. Y esto parece un sino que viene desde muy antiguo. La ciudad de Madrid está hueca como un queso Gruyere, lo cual, además de un tópico es también una realidad. Los túneles son a los madrileños como el mar a los habitantes de otras ciudades. Y dentro de esta obsesión por los agujeros, Madrid dispone en la actualidad de las dos máquinas tuneladoras más grandes y poderosas del mundo: Dulcinea y Tizona, nombres que provienen de la amada ideal de don Quijote de la Mancha y de la espada del Cid Campeador. Son tan grandes, que casi dan ganas de decir que no sólo son las mayores del mundo, sino de todo el Universo; una especie de "Estrella de la Muerte" en versión gusano.
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