Por sí solo la comunicación, desde todas sus vertientes, puede considerarse la auténtica forma moderna de liderazgo. El marketing, la imagen personal y corporativa, las relaciones públicas son apreciaciones que tienen una misma base científica que es la comunicación. El arte de expresar con y sin palabras emociones, influir en comportamientos, mostrar lo no real, convertir a personas en paradigmas, a organizaciones en objeto de deseo, transformar imágenes, crear mundos reales desde lo aparente son objetos de comunicación. En el siglo XXI la comunicación crea y destruye líderes, es el verdadero motor del entendimiento entre el liderazgo y la persona u organización que quiera convertirse en líder.
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