María del Carmen Iglesias Cano
El 14 de diciembre de 1788 muere el rey Carlos III después de veintinueve años de reinado. Con él acaba toda una época. Su sucesor, Carlos IV, no sabrá o no podrá llevar adelante las reformas iniciadas, aunque intenta hacerlo, con fluctuaciones, incluso el ministro Godoy. La revolución francesa primero y sobre todo la invasión napoleónica después, romperán brutalmente todos los marcos de convivencia y esperanzas reformistas al proporcionar a las poderosas fuerzas sociales de resistencia la energía y la retórica para oponerse a cualquier reforma paulatina. Pero la huella del siglo XVIII, ideológica y materialmente, permanecerá arraigada en las corrientes liberales que empezarán a surgir en 1812.
En la exposición se ha pretendido recoger no sólo la semblanza o biografía política del rey Carlos de Borbón, sino especialmente esa semblanza y protagonismo político enraizados en el contexto cultural de su época. Esta cultura de su tiempo tiene un nombre histórico: Ilustración. No unívoco ni unitario, pero suficiente como concepto para definir un fondo común, un trasfondo mental o línea general que se da en todos los países europeos en el XVIII, con límites más extensos o más limitados, pero sustancialmente el mismo. Es decir, hay en toda Europa una multiplicidad de variantes -de cada país- sobre un fondo común.
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