El deporte, en los últimos veinte años, ha abandonado progresivamente su configuración primitiva, en la que aparecía como un elemento romántico casi independientemente de la sociedad, para transformarse en una actividad plenamente integrada en un panorama social que también ha modificado sus valores. Considerado siempre como un complemento a la formación de las personas, el deporte, dominado hoy en día por el dinero, la publicidad y los intereses políticos, ha dado paso a una nueva fórmula: el deporte de competición para profesionales.
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