La indiferencia (¿criminal? ¿asombrosa?) con que el gobierno español contempla cómo la amenaza de muerte se cierne sobre muchos ciudadanos enfermos de hepatitis contrasta con la celeridad con que actuó para satisfacer a la empresa de Florentino Pérez por el cierre del Castor. Es algo tan repugnante que no existen calificativos suficientemente duros para juzgar tal conducta. Y para entender con quién nos jugamos los cuartos es fundamental este texto, tomado de la publicación cordobesa de la CNT "Organízate y lucha". Pasen y vean. Y tiemblen.
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