En el arte la búsqueda de la belleza ha sido el objetivo que tanto artistas como espectadores han perseguido durante siglos. Está claro que el arte se ha transformado según las conciencias y las necesidades artísticas pero sobre todo según las sociales y políticas del hombre. El artista se hace hombre y el espectador coautor de proyectos que aluden a lo público. La belleza se desdobla en muchos tipos de belleza. El Kitsch como categoría estética era relegado y degradado al puro efecto. Hoy el Kitsch se acerca a las masas, las emociona y las representa. El arte-vida y la transfiguración del Kitsch que Antoni Miralda propone en sus objetos e instalaciones nos enfrentan con ironía lúdica a los estamentos de poder y sus recovecos más vulgares.
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