Entre 1944 y 1954, Guatemala, el “país de la eterna tiranía”, vivió una experiencia revolucionaria y democrática radical. Se trató de un período mítico e inédito en su historia. Numerosas narrativas provenientes de las más diversas ciencias sociales se han ocupado de la Revolución guatemalteca, las cuales han estado mayormente condicionadas por el dramático desenlace final de Jacobo Arbenz. Contrariando la locuacidad de su antecesor, el enigmático y lacónico Coronel le infundió un ímpetu decisivo al proceso revolucionario, dando forma a lo que hasta el momento ha sido el único programa económico-social soberano y realizable en la historia de su país. Fundamentalmente sustentado en sus documentos personales, este artículo da cuenta del proceso de maduración y transformación de aquel joven militar guatemalteco cuyo truncado legado marcó de manera significativa a una generación de latinoamericanos.
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