La globalización e internacionalización de los mercados han obligado a las empresas a mejorar su competitividad, la información es un elemento fundamental para el buen funcionamiento de la misma, por lo que se considera un recurso estratégico con mayor importancia que otros. Hasta la década del 60 la gestión empresarial se dedicaba a administrar los recursos clásicos de capital, tierra, energía , ya que su éxito dependía de sus recursos tangibles. El siglo XXI caracterizado por la globalización e internacionalización de los negocios y los cambios tecnológicos, económicos, sociales etc., nos aseguran (según Cornella, 1994) "que el éxito de una empresa no solo dependerá de cómo utilices sus recursos materiales, sino de cómo se aprovechen sus recursos intangibles; según Emery "de encontrar nuevas formas de competir basadas en aspectos intangibles como el diseño de productos, calidad, el diseño de los procesos, las marcas, las patentes, o de crear nuevos servicios que añadan valor para nuestros clientes, todos con un fuerte componente informativo", por lo que el éxito de una empresa dependerá de la nueva visión de la información como recurso estratégico para la toma de decisiones, superando la idea tradicional de información como medio de control de las funciones de la empresa, en buena medida estos conceptos deben ser apoyados con una adecuada cultura organizacional (eliminando niveles jerárquicos: buena comunicación y apoyada por una adecuada infraestructura tecnológica.
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