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Europa y la dependencia de hidrocarburos

  • Autores: Carlos Echeverría Jesús
  • Localización: Política exterior, ISSN 0213-6856, Vol. 29, Nº 165, 2015, págs. 114-123
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • Si Europa quiere reducir la dependencia energética de Rusia, este es el momento. El menor consumo de energía por la crisis y la debilidad de la economía rusa crean las condiciones para impulsar los proyectos mediterráneos. Las incógnitas están en el futuro de Libia y Nigeria.

      La inestabilidad en el este y sur de la Unión Europea, con los conflictos de Ucrania e Irak y los problemas crónicos en el Sahel y en Nigeria, tiene implicaciones para el abastecimiento presente y futuro de los hidrocarburos en Europa y para la consolidación de proyectos energéticos del pasado. Los altos precios que paga Europa por la energía, en comparación con Estados Unidos o Rusia, se deben a la dependencia europea del exterior - Rusia, Catar, Argelia, países de Oriente Próximo, o de Nigeria, entre otros - y a las exigencias en materia de eficiencia energética y de lucha contra el cambio climático. Los objetivos de la Unión para 2020 de apuesta por las energías renovables están lejos de conseguirse. Parece claro que las energías fósiles - aparte de la opción nuclear y sin considerar el carbón (en 2013 el 45 por cien de la electricidad producida en Alemania procedía de dicho mineral) - seguirán siendo prioritarias, sobre todo los hidrocarburos.

      Rusia, abastecedor tradicional de Europa.

      La suspensión del proyecto de gasoducto South Stream, anunciada por el presidente Vladimir Putin durante su visita a Turquía el 1 de diciembre, es una consecuencia más de la crisis entre Rusia y Occidente. El proyecto evitaba los dos grandes países de tránsito de los hidrocarburos rusos en su ruta hacia Europa occidental - Ucrania y Turquía - y era la alternativa de Moscú al proyecto Nabucco, apoyado por Occidente y desechado en 2012.

      Rusia es el segundo exportador mundial de petróleo, tras Arabia Saudí, y el primero de gas, y le ha vendido a la UE la mitad del crudo y un tercio del gas natural que consume. Esas exportaciones a la Unión constituyeron en 2012 el 65 por cien de las exportaciones rusas totales de gas natural. En 2012, el 50 por cien del comercio exterior ruso aún se hacía con la UE. La evolución de la crisis de Ucrania puede alterar estos datos dadas las sanciones impuestas por Bruselas a Moscú. En 2014 Rusia ha sufrido los efectos económicos derivados de la depreciación de más del 60 por cien del valor del rublo en relación al dólar y de la continuada caída del precio de los hidrocarburos, a su vez una de las causas de la depreciación.

      Con este telón de fondo, hay que tener en cuenta también el anhelo por parte de Rusia de reducir su dependencia con respecto a los países de tránsito para su exportación energética a Occidente, algo que difícilmente se logrará a corto o medio plazo. Sí lo hará en relación con Ucrania - por donde circulaba la mitad del gas que Rusia vende a la UE - pero será a costa de reforzar el papel de Turquía, cuyas relaciones con Moscú se intensificarán en los próximos años


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