Cerca de 4.000 hospitales estadounidenses están utilizando en la actualidad los videojuegos como parte de la terapia analgésica o para mejorar la estancia hospitalaria. La capacidad de abstracción del videojuego logra de los pacientes una mayor motivación para seguir con los ejercicios y que los efectos del dolor sean mitigados por el deseo de superación del usuario y su experiencia en el juego. A este empleo tan extendido actualmente del videojuego se ha llegado tras numerosos estudios que se iniciaron en 1996 con las primeras experiencias de Hunter Hoffman y David Patterson que presentaron los primeros resultados positivos de la aplicación de la realidad virtual en el tratamiento del dolor para pacientes con quemaduras. Años más tarde, en el año 2005 vieron la luz las conclusiones del estudio "Efectos de los videojuegos en el umbral del dolor y tolerancia" del Dr. Bryan Raudenbush de la Wheeling Jesuit University. Gracias a esta investigación se produjo la introducción del videojuego en los centros hospitalarios y de rehabilitación como apoyo al resto de terapias.
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