Durante décadas, las estanterías de las bibliotecas de libros de auto ayuda se han llenado de guías de comunicación no verbal, conocida coloquialmente como lenguaje del cuerpo.
En contra de la creencia popular, que atribuye a los policías una capacidad especial para detectar mentiras, ningún estudio ha demostrado que los agentes sean mejores que cualquier persona de la calle a la hora de distinguir a los interlocutores mentirosos de los sinceros.
De hecho, en un estudio realizado con grupos de aduaneros, policías, funcionarios de prisiones, estudiantes y presos, sólo estos últimos demostraron obtener algo más de acierto en sus valoraciones de comportamiento no verbal.
Otros estudios realizados en los Estados Unidos de Norteamérica y en Suecia desvelaron que los presos eran mucho mejores detectando mentiras.
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