Uno de los principales factores de deterioro del patrimonio arquitectónico es la falta de supervisión y mantenimiento regulares. En este sentido la realización de inspecciones periódicas es el primer paso necesario para detectar los daños surgidos en un edificio. Los resultados de estas inspecciones nos darán las pautas para la consiguiente realización de actuaciones de mantenimiento. Esta simpe filosofía de prevención e intervención constante es por otro lado el método más económico para conservar nuestro patrimonio en buen estado y combatir el avance de su deterioro. Si bien en España aun no hemos logrado desarrollar una política de mantenimiento adecuada, en algunos países de Europa, especialmente en el Reino Unido, este tipo de actuaciones desempeña un papel muy importante en la conservación de su Patrimonio.
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