La Música, eternamente presente en nuestra sociedad, funciona como punto de encuentro entre la diversidad humana y lo que todas las culturas tienen más en común: sus emociones, a través de sus propiedades tanto intrínsecas (organización de la composición) como extrínsecas, de las que su carácter social es muy relevante. Por su parte, el cuento es un elemento idóneo para interactuar con la música y potenciar las competencias emocionales.
La narración dramatizada con música se convierte en un flujo de expresión de las emociones que se potencian en el bucle retroactivo música/oralidad. Proponemos el uso pedagógico-didáctico de esta interacción (familia, escuela, agrupaciones�) con objeto de mejorar el Sistema Emocional individual y social de las personas, pudiendo contribuir a que sean más felices.
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