Dados los intereses esotéricos del nazismo, sorprende que un colectivo como los adivinos pudiera acabar situado en el punto de mira del exterminio. Durante el dominio nazi, la astrología y la adivinación gozaban de cierta consideración en algunas capas de la sociedad, y la influencia que ejercían sus practicantes más destacados no era desdeñable. Los nazis advirtieron los riesgos de no controlar esa fuente de influencia social. La mejor opción era extinguir ese foco de inmediato.
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