Este artículo rastrea el impacto del totalitarismo en la forma de entender el quehacer del científico social, con la asistencia -primordial pero no exclusiva- de cuatro reconocidos académicos: Tajfel, Mosse, Judt y Hirschman. La circunstancia del exilio como observatorio privilegiado da cuenta de un patrón de rasgos compartidos: la rebeldía frente al confinamiento identitario y disciplinar, el énfasis en la continuidad entre los procesos sociales normales y aquellos que alientan la violencia política -en particular los vinculados con la identidad- y la asunción del deber de lucidez inherente al sentimiento de vulnerabilidad y precariedad, un deber que comporta la aceptación de un rol activo en los contenciosos en que se ponen en cuestión los derechos humanos fundamentales.
This article analyzes the impact that close experience of totalitarianism had in the role assigned to social scientists, focusing -though not exclusively- on the work of four outstanding scholars: Tajfel, Mosse, Judt and Hirschman. The experience of exile as a privileged lens accounts for a common pattern: resistance against the confinement through identity and discipline, emphasis on the continuity between normal social processes and those triggering political violence -particularly those linked with identity and discrimination- and assumption of a duty of lucidity inherent in the feeling of vulnerability and precariousness, a duty that implies taking an active role in disputes in which fundamental human rights are called into question.
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