Este artículo pretende explicar no tanto la existencia de crimen organizado y violencia en América Latina,sino el grado de implantación y poder adquirido por las redes criminales. Para ello, la atención se centra enla complicidad de determinadas autoridades estatales con el mundo criminal. Esta complicidad es la queexplica el �éxito� de los negocios ilegales del crimen organizado en la región, gracias fundamentalmentea la impunidad proporcionada por la existencia de una corrupción institucionalizada en buena parte de lasfuerzas de seguridad, el sistema de justicia y el penitenciario. La corrupción permite que se pueda quedareximido del cumplimiento de la ley, posibilidad que tiene lugar cuando el Estado carece de autoridad paraestablecer el imperio de la ley. Esta es una de las circunstancias que reproduce la debilidad del Estado enAmérica Latina. En este caso hay una estructura estatal con la suficiente entidad para sostener y mantenerfuerzas de seguridad, sistema judicial y penitenciario, pero no para evitar la complicidad de estas institucionescon el crimen. En este sentido y frente a una idea generalizada, un Estado débil proporciona másventajas al crimen organizado que un Estado fallido
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