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Resumen de La crisis en la UNAM

Heriberta Castaños-Lomnitz

  • español

    Si algo demostró la huelga de 1999-2000 fue la incapacidad de la UNAM para garantizar condiciones mínimas de estabilidad que atiendan las necesidades de una población estudiantil del orden de 250 000 alumnos. Está claro que la universidad tiene que cambiar. La crisis comenzó hace muchos anos. En 1980 se titularon 8 680 alumnos en la UNAM, y el gobierno estimaba que dicho número podría duplicarse en 1990. Pero la producción de egresados titulados se ha estabilitado en unos 11 000 anuales. Se comenzó a restringir el contingente de primer ingreso a la universidad y la población estudiantil de licenciatura fue congelada en unos 135 000. En resumen, puede afirmarse que hace dos decenios concluyó el periodo de crecimiento descontrolado de la UNAM (1950-1980) y que desde entonces nos encontramos en una etapa de saturación y de estabilización. ¿Por qué los mejores estudiantes ya no optan por la UNAM. ¿Otras universidades tanto públicas como privadas compiten exitosamente con nosotros, a pesar de que son caras, que la calidad suele ser mediocre y que el ingreso es difícil. En la UNAM ha habido una notable disminución de la demanda en las carreras tecnológicas y científicas, que antes atraían a un selecto contingente de estudiantes. Ya en 1989 la carrera de físico contaba apenas con un total de 873 alumnos; la de matemático, con 518, la de ingeniero geofííico, con 250 y la de urbanista con 27. El número de egresados anuales en estas carreras no justifica el esfuerzo de mantener estas opciones. El principal efecto de la crisis actual ha sido el de agudizar y dramatitar los problemas estructurales que ya existían en la UNAM: expansión de la demanda de matrícula de bajas calificaciones, baja eficiencia terminal, escasezde profesores calificados, y lo que algunos han dado en llamar la politización del ingreso. La OCDE ha compilado unas cifras dramáticas: de 100 estudiantes que ingresan a la escuela primaria, sólo 40 logran completar su educación básica. Sin embargo, el número de estudiantes que cursa educación superior se ha incrementado de 30 000 en 1950 a 1 250 000 en 1990. Esta expansión se debió precisamente a 'la idea que prevaleció en la década de 1970 de que la universidad debía ofrecer posibilidades de promoción social", enfoque que sorprendió a los expertos de la OCDE. "Lo que en realidad nos impactó", dicen con cierta ingenuidad, "fue la politización de cualquier debate, de cualquier iniciativa tocante a la educación superior". 

  • English

    In the case of UNAM, the mass university model is bankrupt. The strike of 1999-2000 has shown that UNAM cannot ensure minimal conditions of stability for a student population (including junior college) as large as 230 000. Clearly there must be a change. The crisis began years ago. In 1980 UNAM graduated 8 680 bachelors, and govemment sources estimated that twice as many would graduate ten years later. Instead, the number of graduates leveled off at 11 000 per year. The number of registrations was limited so that the total student population at the undergraduate leve1 was kept to 135 000. Thus the period of accelerated &o& (1959-1980) finished two decades ago and period of saturation has set in. Why are the better students turning awav? Other public as well as private universities have been competing successfully with UÑAM, though they are expensive, often mediocre and hard to get into. The technological and scientific fields at UNAM were formerly in high demand; howwer, in 1989 there were only 873 students registered in Physics, 518 in Mathernatics, 250 in Geophysical Engineering and 27 in Urbanism. There is hardly enough demand to justify maintaining separate degree studies in these Fields. One major effect of the crisis has been an enhancement of old stnicniral problems at UNAM: an increase in the registration demand by low-grade applicants, a low rate of graduation efficiency, scarcity of qualified teaching persomel, and what has been temed a politicization of entrance requirements. According to OECD only 40 of every 100 Mexican children complete grade school. Yet the number of students in higher education rose from 30 000 in 1950 to 1 250 000 in 1990. This has been attributed to "the idea which prevailed in the 1970's that universities ought to facilitate social advancement" (which surprised OEex~pert s). They added naively that "what really amazed us was the degree of politicization of al1 issues involving higher education". 


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