El mundo letrado en general y la teoría literaria en particular se han visto obligados a admitir la actual preeminencia de una cultura de la imagen que ha invadido ya la esfera pública. Sin embargo, en este nuevo orden de lo visual, la gramática general de los discursos es todavía la que procura inteligibilidad y, por lo tanto, los signos lingüísticos y la experiencia de la lectura no pueden ser descartados. Del mismo modo que tampoco puede dudarse de la absoluta vigencia de lo libresco y su presencia constante en pantallas y lienzos. Descartada...
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