El ajedrez es territorio minado para la literatura. Difícil estar a la altura en el teatro de los sueños de la inteligencia pura. Torear las sutilezas y complejidades del juego y de sus jugadores, susceptibles además ante la tópica asociación de sus genios con la locura. Pero hay libros donde ambas artes convergen felizmente.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados