En medio de la Revolución Francesa, cuando la Libertad y los Derechos del Hombre fueron proclamados por primera vez en la historia, una parte de Francia decidió dar la espalda a este nuevo sistema político y moral con el deseo de continuar la forma de vida tradicional, en la que la autoridad real y la religión católica eran los credos del pueblo. El movimiento de sublevación frente al proceso revolucionario tuvo lugar principalmente al oeste del país, originando diversos conflictos internos que adquirieron especial relevancia en la región de la Vendée, donde se vivió una auténtica guerra civil en la que la República aplicó una política de guerra total a través de las conocidas Columnas Infernales que no conseguiría poner fin al problema. La contienda finalizaría tres años después con un proceso de pacificación de la región rebelde y unas consecuencias terribles para todos.
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