Nos encontramos, así pues, en el inicio de la Edad Contemporánea con un París, que vamos a recorrer teniendo en cuenta algunos de los rasgos que la caracterizan desde la perspectiva de sus relaciones con el mundo artístico, en su devenir hacia la actualidad. Por tanto, nos encontramos ante un organismo vivo que no va a mantener su aspecto formal de manera permanente y estancada durante todo este tiempo, sino que se irá transformando al hilo de los acontecimientos, al compás de los sucesos, y también en paralelo a las vidas de quienes la han ido habitando.
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