El presidente indonesio, Joko Widodo, investido en octubre de 2014, fue presentado como un hombre aperturista, impresión reforzada por la liberación de dos de los periodistas franceses arrestados en Papúa occidental. Sin embargo, el papú que los acompañaba puede ser condenado a cadena perpetua, y su abogada está amenazada de muerte. Más alentadora es la voluntad de concordia entre los independentistas papúes para denunciar las masacres.
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