En la construcción física de las ciudades, como en cualquier proceso urbano, diferentes actores sociales con intereses específicos entran en una dialéctica, cuyo resultado acaba siendo favorable a los que demuestran tener mayor fuerza de acción. Haciendo balance para el caso de La Mina, si hay que señalar a quién lleva ventaja en este conflicto, sin duda son las élites político-económicas. No obstante, estas élites no han conseguido llevar a cabo todos los objetivos que se habían fijado en este lugar, y para ellos La Mina aún es un escollo a superar. El trabajo de un número significativo de personas de a pie es el responsable de ello.
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