Bajo las pautas experimentales de Fluxus y marcados por su atracción hacia ciertas premisas del budismo zen, entre ellas el koan, numerosos creadores comenzaron a plantear todo tipo de propuestas, desde prácticas objetuales hasta acciones, pero orientadas generalmente por la propia estructura mental del koan zen, sirva de ejemplo, la ironía, el humor y los procesos meditativos. Estos artistas pudieron dar un protagonismo anteriormente no existente tanto a acciones basadas en hechos cotidianos, como a objetos que no habían logrado interés social. De este modo, consiguieron eliminar muchas de las barreras que separaban el arte de la vida.
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