Este trabajo propone una nueva interpretación sobre el encargo de tres piezas marmóreas que Joaquín Bernad y Vargas contrató en 1791 como mayordomo del Cabildo de La Laguna: un par de caños o mascarones para distribuir agua pública y una lápida que reproduce fielmente las armas de la ciudad con inscripción identificativa. Todas fueron concebidas para decorar la fuente o surtidor del Tanque Grande, completando así una rehabilitación que contó con la participación del comerciante Ángel Benvenuti y otros miembros de su compañía mercantil. El hallazgo de nuevos documentos permite profundizar en dichas cuestiones.
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