El secretario general de la ONU en Bagdad emprendió el pasado fin de semana una misión imposible: conseguir que Sadam Husein salve la cara sin que se violen las resoluciones del Consejo de Seguridad y sin afectar a los "intereses nacionales" norteamericanos. Este es el último objetivo de Clinton frente a Irak y Orinte Medio, pese al viraje antibelicista de la opinión de Estados Unidos.
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