Quien quiera que haya tenido contacto con el proceso penal, sabe que el principal obstáculo a la pronta terminación de las causas, suele ser la imposibilidad de localizar al imputado a la hora de notificarle los distintos trámites procesales. Ante este problema, acentuado por la tendencia generalizada entre los operadores jurídicos de recurrir a la más garantista comunicación personal, existe, sin embargo la posibilidad legal de utilizar, observando determinadas cautelas, otro tipo de notificaciones distintas a las personales.
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