La percepción del color constituye una de las ventajas de adaptación proporcionadas por el desarrollo evolutivo. Es uno de los mecanismos más importantes de señalización biológica y una auténtica fuente por medio de la cual los organismos obtienen información acerca del entorno. Las diferencias en la percepción del color entre mujeres y hombres es un hecho reciente en la literatura científica y se han estudiado siguiendo criterios de sexo y no de género. Pueden existir resistencias individuales y colectivas pero evolucionar implica incluir el paradigma de género.
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