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El enfermo como concepto

  • Autores: Luis Carlos Tejerizo López
  • Localización: Anales de la Real Academia Nacional de Medicina, ISSN 0034-0634, Nº 4, 2011, págs. 723-737
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • Se parte de la premisa, de actualidad en algunos movimientos filosóficos que comparto, que la filosofía no es contemplación, ni reflexión, ni introspección, ni comunicación. La filosofía es el arte de formar, de inventar, de crear conceptos. Forma explícita es de introducir, en la vida, alguna nueva diferencia, un diferente plano de lectura, una jerga específica, lo que supone tal vez poner al descubierto la otra cara de la moneda, o una disímil visión de la cara que se nos presenta. El filósofo es el amigo del concepto, el que tiene a éste en su poder, lo que supone en esencia y con rigor, que, la filosofía, es la disciplina de crear conceptos.

      Recordemos la idea genial del director de cine ruso Tarkovski, que anunció su máxima ambición en cuanto artista: «Capturar el tiempo». Al tiempo que es preciso recordar una máxima de este director: «Todo lo que he realizado y lo que intento realizar está relacionado con personajes que tienen algo que vencer».

      El hombre sano vive en un tiempo concreto, con coordenadas precisas y consciente de que su vida no es más que vivir ese tiempo. Vivir como expresa Josep María Esquirol: «Entonces también se vería que la mejor manera de vivir el presente no es correr detrás del tiempo que huye, sino ver y vivir la oportunidad que se presenta» Entre las muchas circunstancias que pueden interceptar ese ver y vivir la oportunidad que se presenta, está la enfermedad, una de esas experiencias ineludibles a las que no nos han enseñado prestar la adecuada atención y cuyo significado se puede, de una manera, pasar desapercibido. En el transcurso del «tiempo», circunstancia que considero el bastión en que se apoya la existencia, puede aparecer la enfermedad, que sostengo introduce una nueva dimensión en el tiempo del hombre sano. De ahí que sepamos, como médicos y profesionales, que la enfermedad «está relacionada con personajes que tienen algo que vencer: su propia enfermedad».

      La idea de esta conferencia es, puesto que la enfermedad asienta en un hombre sano para transformarle en un hombre enfermo, hay que sostener la idea filosófica de que hay que crear un nuevo concepto: hay que crear, con fundamentos filosóficos el concepto de enfermo, fijar la idea de que el enfermo vive, desde el momento en que lo es, un distinto y nuevo tiempo.

      El enfermo vive ya en un tiempo distinto y, si identificamos -con cierta osadía como apunta Esquirol- «tiempo» y «vida», habrá también que tener la osadía de crear un nuevo ser, el hombre enfermo, cuyas circunstancias y nuevas apoyaturas le convierten en un nuevo concepto, le transforman en la idea, que hay que bien definir y mejor perfilar, de pensar y obrar en la creencia de el enfermo como concepto, concepto muy diferente del hombre sano como concepto. Nada que ver, con una cierta rotundidad o cualidad, el hombre enfermo con el sano, que aunque viven tiempos distintos, no son tiempos que entre sí se desconocen.

      Todo el mundo tiene la posibilidad de pensar. Por tanto, el médico, ahora filósofo, tiene que crear, en su ánimo para mejor actuar como profesional, tiene que crear el concepto de hombre enfermo, cuyos tiempos tienen más connotaciones diferentes de las presentes en el hombre sano. En consecuencia queremos pensar que la realidad creada del tiempo del hombre sano ya no nos sirve, porque el hombre enfermo es un ser «en lejanías» en el que el transcurso del tiempo se fragmenta, una vez que asimila la crisis que supone la enfermedad. Habrá que perfilar y definir bien esa crisis y, a partir de ella, fundamentar filosóficamente el concepto de hombre enfermo. La idea es después de esta charla, pergeñar un libro


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