Parece una broma de mal gusto, pero no: va completamente en serio. Podría ser, quizás, una señal de que ha concluido el largo proceso transformista que ha asolado a buena parte de la izquierda, esa izquierda extraviada que ya había abandonado antes tantas señas de identidad.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados