El artículo reflexiona sobre los contenidos de la que personalmente llamo «religión común», concepto que trata de superar las imprecisiones y contradicciones de la mal llamada «religiosidad popular», término ambivalente en su uso y connotado por la Iglesia Católica que la considera como desviación de la norma, aunque se apoya en ella, y que constituye la religión real y vivida, objeto de estudio de las ciencias sociales
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