Las enfermedades tropicales desatendidas (ETDs) se caracterizan por su altísima incidencia en países de renta baja haciendo bueno el nefasto ciclo pobreza-enfermedad-pobreza. Las ETDs son ajenas al mundo occidental por lo que no son consideradas prioritarias, pero tampoco lo son para los gobiernos de los países endémicos al afectar a las poblaciones rurales sin voz política. Los escasos beneficios que proporcionan los medicamentos para estas enfermedades las hacen poco atractivas para la investigación farmacéutica. El esfuerzo hecho para sensibilizar los distintos sectores sociales públicos y privados ha cambiado la percepción general sobre estas enfermedades. La puesta en marcha de alianzas público-privadas ha permitido resultados muy significativos en los programas de control para prevenir un buen grupo de ETDs mediante la administración a gran escala de medicamentos orales. Otro grupo, con medicamentos poco eficaces y tóxicos, obliga a realizar programas de control selectivos y una buena dosis de investigación preclínica. Para ello se han creado alianzas público-privadas para el desarrollo de medicamentos (PDPs). La iniciativa de Medicamentos para Enfermedades Desatendidas (DNDi) ha sido capaz de desarrollar 6 nuevos medicamentos en seis años a un coste mucho menor que el convencional de la industria farmacéutica. El liderazgo de la OMS y el compromiso colectivo asumido en la Declaración de Londres de 2012 han llevado a un plan ambicioso para erradicar, eliminar o controlar 10 ETDs antes de 2020.
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