El artículo estudia la influencia del pensamiento existencialista en dos filmes cubanos de los años 50 y 60: el extravagante mediometraje de Mario Barral, De espaldas (1956) y el olvidado filme de Alberto Roldán, La ausencia (1968). En ambos casos se trata de obras con aspiraciones artísticas y experimentales que intentaban dar un giro al cine que se venía haciendo en la Cuba de aquellos tiempos. La película de Barral rompe con las visiones estereotípicas dominantes en el periodo prerrevolucionario; la de Roldán muestra el impacto de un existencialismo engagé, el único posible durante el periodo de consolidación de la Revolución.
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