La Ley de Violencia de Género introdujo un polémico delito que solo afectaba a los varones, y el Tribunal Constitucional postuló la legitimidad de la Ley, si bien exigió un plus en el comportamiento de los acusados. A partir de ahí, el Tribunal Supremo ha formulado tres interpretaciones distintas. Los Tribunales menores se han fragmentado adoptando cada su particular línea interpretativa. La consecuencia ha sido que se ha generado un enorme grado de inseguridad y confusión.
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