Introducción. El estilo de vida moderno que se caracteriza por el culto al individualismo, el descrédito de la autoridad y la existencia de múltiples realidades, ha modificado la estructura de las familias. Esta estructura social impregna a las familias y la forma de enfermar de sus miembros, de forma que los TCA se convierten en una forma de enfermar típicamente posmoderna.
Metodología. El objetivo es conocer la estructura sistémica y la vulnerabilidad de las familias, comparando 108 familias con TCA, con 108 sin patología. Se utilizó un cuestionario administrado mediante entrevista por personal entrenado.
Resultados. Las familias TCA tienen una estructura distinta de las del grupo de control. Tienen más antecedentes psiquiátricos y escasas habilidades de afrontamiento. Sus jerarquías están poco definidas y el liderazgo es difuso, con normas imprevisibles y rígidas, existiendo más coaliciones intergeneracionales y menos alianzas. La relación entre los padres es distante o de enfrentamiento, y hacia sus hijos tienen actitudes complacientes y egoístas, con vínculos ambivalentes y poco afectuosos, que en el caso de las madres se manifiesta con ansiedad de separación y dependencia diádica. Las expectativas que tienen para su prole son o bien exigentes y poco realistas o bien despreocupadas, y menor control de su conducta, además de una peor organización de las comidas familiares.
Conclusiones. Las diferencias estructurales que aparecen entre los dos grupos de familias parecen tener importancia en la aparición y mantenimiento de los TCAs, aunque posiblemente no sean su única causa. Los resultados indican estrategias para la intervención clínica en TCAs.
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