Ayuda
Ir al contenido

Dialnet


¿Qué le espera ahora a la OTAN?

  • Autores: Judy Dempsey
  • Localización: Política exterior, ISSN 0213-6856, Vol. 28, Nº 162, 2014, págs. 54-62
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • La crisis de Ucrania, la guerra de Siria y el auge del Estado Islámico ponen de manifiesto por qué la OTAN necesita con urgencia una estrategia de seguridad para abordar los problemas de sus flancos Este y Sur, pero también los de los propios países miembros.

      Cuando las cumbres acaban, siempre hay un suspiro de alivio colectivo. Lo mismo sucedió tras la de la OTAN que terminó el 5 de septiembre en Gales. Todos han obtenido algo, aunque no fuese lo que cada país había deseado durante el periodo que precedió a la que han calificado como una de las cumbres más importantes de la Alianza desde la caída del muro de Berlín en 1989. Ha habido palabras tranquilizadoras para los miembros de la OTAN de Europa del Este, promesas de ayuda técnica a Ucrania y una cooperación más estrecha con Georgia, Moldavia, Montenegro y Macedonia. Un grupo de aliados se ha comprometido a apoyar a Washington para hacer frente al rápido avance del Estado Islámico (EI).

      Pero tras los titulares y uno de los comunicados más largos de su historia, la cumbre ha dejado claras cuatro cosas que darán forma al futuro de la OTAN. No es una lista especialmente optimista, pero es la realidad a la que tiene que enfrentarse la organización:

      - Primero, no habrá tropas sobre el terreno ni apoyo militar a Ucrania ni pactos con el EI.

      - Segundo, la OTAN se está convirtiendo en una serie de coaliciones de voluntarios, debido a las diferencias en cuanto al uso de la fuerza.

      - Tercero, los gobiernos europeos en su conjunto no aumentarán el gasto militar a pesar de las peticiones de Estados Unidos.

      - Y cuarto, pese a los inmensos desafíos que encara la OTAN en sus flancos Este y Sur, sigue sin haber una percepción generalizada de amenaza que sirva para unir a los miembros de la Alianza. Esta ausencia de una amenaza común seguramente haga aún más difícil que Jens Stoltenberg, el nuevo secretario general de la OTAN, construya una cultura de la estrategia, lo cual es necesario para entender cómo afrontar las amenazas.

      Nada de tropas sobre el terreno ¿Por qué la OTAN no desplegará tropas sobre el terreno ni en los Estados bálticos (donde hay paz) ni en Siria, que está atrapada en una guerra salvaje? Una de las razones es que la ciudadanía de ambos lados del Atlántico se ha hartado de las guerras, aun cuando algunos sondeos de opinión recientes muestran que los europeos y los estadounidenses sí que comparten la preocupación por Rusia y el EI. Sin embargo, si alguien cree que las alternativas a desplegar tropas sobre el terreno - los aviones no tripulados o los ataques aéreos - serán suficientes para plantar cara al EI, se equivoca. Estos conflictos exigen que haya tropas in situ. Los civiles tienen una necesidad extrema de protección, y quienes defienden los pueblos y ciudades de los asaltos del EI necesitan desesperadamente ayuda militar.

      A pesar de la tremenda violencia que se vive en Siria e Irak, la OTAN ha descartado también cualquier clase de ayuda militar colectiva destinada a combatir al EI. EE UU, que esta vez se pone a la cabeza en vez de dirigir desde la retaguardia como hizo durante el ataque de la OTAN a Libia en 2011, depende, y seguirá dependiendo, de coaliciones de voluntarios. La Alianza, por su parte, se convertirá en una caja de herramientas útil para Washington y para aquellos miembros de la Alianza que se unan a estas coaliciones�


Fundación Dialnet

Dialnet Plus

  • Más información sobre Dialnet Plus

Opciones de compartir

Opciones de entorno