Francisco de la Peña Olvera, Lino Palacios Cruz
Los Trastornos de la Conducta Disruptiva (TCD) en la infancia y la adolescencia constituyen uno de los motivos más frecuente de consulta.
En el Trastorno Negativista y Desafiante (TND) el tratamiento psicosocial es la intervención terapéutica de primera elección. Los programas de intervención desde una perspectiva conductual abarcan todos los contextos: familiar, escolar y del propio niño o adolescente. El clínico debe considerar importante cualquier información obtenida de otros informantes, vgr. maestros, para realizar un plan de tratamiento individualizado. Las intervenciones sugeridas a los padres deben basarse en las de mayor evidencia científica. El uso de medicamentos puede ser útil como tratamiento adjunto a las intervenciones psicosociales, para el tratamiento sintomático y el de las comorbilidades. Cuando el TND es intenso y persistente se pueden requerir tratamientos prolongados e intensivos.
Las intervenciones cortas usualmente son inefectivas.
El Trastorno Disocial (TD) es un fenómeno que por su naturaleza mixta, biológica, psicológica y social, requiere de una intervención terapéutica integral. La magnitud del efecto global de los fármacos en el tratamiento de la agresión es de 0.56. Actualmente sólo tres tratamientos psicosociales han sido adecuadamente evaluados: a) El entrenamiento para padres, b) el entrenamiento cognitivo en habilidades para resolver problemas y c) la terapia multisistémica.
Conclusiones Los padecimientos externalizados como el TND y el TD; constituyen algunos de los problemas más frecuentes y graves dentro de los trastornos mentales de inicio en la infancia y la adolescencia. El tratamiento de estos padecimientos debe tener un enfoque multimodal o multisistémico que incorpore las aproximaciones farmacológicas, psicoeducativas y psicoterapéuticas necesarias.
Disruptive behavior disorders (DBD) in childhood and adolescence are among the most frequent reasons for consultation and counseling.
In Oppositional Defiant Disorder (ODD), psychosocial management is the therapeutic intervention of choice. Training parents and caregivers in the behavioral management of the child or early adolescent (12 to 15 years) is the best interventions. Behavioral perspective needs to cover all contexts: family, school, and the child. The clinician must make an individualized treatment plan. The parents suggested interventions should be based on those with the greatest empirical evidence. The use of drugs may be useful as an addition to psychosocial interventions for symptomatic treatment and comorbid conditions. Severe and persistent ODD may require prolonged and intensive treatment. Brief interventions are usually ineffective.
Conduct disorder (CD) is a mixed manifestation that needs biological, psychological and social therapeutic intervention. Psychopharmacological treatment alone is never enough. Studies with drugs for the treatment of CD may be grouped by type of drug used: mood stabilizers, antipsychotics and stimulants. The overall effect size of psychotropic agents in the treatment of aggression is 0.56. Currently only three psychosocial treatments have been adequately evaluated: A) Training for parents, B) Cognitive training in problem–solving skills and C) Multisystemic therapy.
Conclusions ODD and CD are among the most frequent and severe mental disorders in childhood and adolescence. The treatment of these conditions must be multimodal or multisystemic, including pharmacological, psychoeducational and psychotherapy.
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